Todo comenzó con el deseo profundo de retribuir a esta tierra bendita todo lo que había ofrecido. La Fundación Divino Niño nació oficialmente el 16 de junio de 1995, fruto de la visión y el corazón generoso de los esposos Pascual Taddei y Laura Belmonte de Taddei.
Inmigrantes italianos de gran sensibilidad humana, soñaban con crear un espacio donde la fe en Dios se tradujera en obras concretas de ayuda al prójimo. Gracias a la donación del terreno por parte del Sr. Ramón Alessio D'Agostini y al esfuerzo de toda una comunidad, ese sueño comenzó a tomar forma.
El 25 de noviembre de 1999, Ciudad Ojeda fue testigo de un hito histórico: la inauguración del Santuario al Divino Niño y el Centro de Atención Integral a la Familia. Desde ese día, nuestras puertas se abrieron no solo para sanar cuerpos, sino para brindar esperanza a los corazones de las familias más vulnerables de la Costa Oriental del Lago.
Ser la institución líder y de referencia en asistencia social y médica en el estado Zulia, reconocidos por nuestra excelencia profesional, tecnología de vanguardia y, sobre todo, por nuestra calidad humana al servicio de los más necesitados.
"Sustentada en los valores: responsabilidad, amor, amistad, humildad, felicidad y honradez, somos una institución que presta servicios integrales de calidad a las comunidades con precios solidarios, satisfaciendo sus necesidades y expectativas."
Amor: El motor que impulsa cada una de nuestras acciones.
Humildad: Servimos con sencillez y cercanía.
Responsabilidad: Compromiso ético con la salud de nuestros pacientes.
Honestidad: Transparencia en nuestra gestión y trato.
Felicidad: La satisfacción de servir y ver sonreír a quien recupera su salud.
Hoy, con más de un cuarto de siglo de trayectoria, la Fundación Divino Niño sigue más viva que nunca. Continuamos honrando el legado de nuestros fundadores, adaptándonos a las nuevas tecnologías y manteniendo intacta nuestra esencia: Servir con Amor.
Contamos con una Junta Directiva comprometida y un equipo humano que trabaja día a día para que cada persona que cruce nuestras puertas se sienta atendida, valorada y, sobre todo, en familia.